La primera lengua extranjera que
aprendí un poquito fue el francés, en el colegio. Por aquel entonces en Italia
no se enseñaba una lengua extranjera a los niños. Había que esperar hasta el
Instituto, a los 11 años. La nuestra fue una experiencia novedosa, gracias a
una maestra especial que me transmitió el amor hacia las lenguas extranjeras a
partir de los ocho-nueve años y fue sobre todo a través de las canciones (Edith
Piaf en discos de vinilo y muchas canciones populares) que oíamos y cantábamos,
poesías que recitábamos. El estudio era gramatical: conjugábamos los verbos,
hacíamos dictados, pequeñas traducciones, aprendíamos vocabulario, el más
cercano a nuestro mundo de juegos.
Las cosas han cambiados muchísimo
desde entonces en la metodología de enseñanza-aprendizaje: el uso del método
comunicativo, luego enfoque, la enseñanza por tareas, las Tics aplicadas a la
enseñanza de los idiomas, etc. Sobre todo, los profesores estás mucho más preparados y especializados en la materia. Sin embargo, sigo utilizando en mis clases de
italiano muchas canciones que son muestra de la cultura y de la sociedad
italiana, y constituyen un vehículo de transmisión de la lengua más divertido
para mis alumnos. Y también porque
algunas letras son verdadera poesía.
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