La lectura: "La
competencia docente y el desarrollo profesional" de Gregorio Pérez de
Obanos me ha resultado extremadamente útil para acabar de entender los contenidos
del primer módulo de este curso dedicado a “El punto de partida de mi
desarrollo profesional”. Quiero destacar aquí algunos aspectos:
1.
El papel del profesor en el mundo educativo ha
cambiado mucho, desde “lector”, luego “profesor” y finalmente el nuevo modelo
de profesor “facilitador”. Sin embargo, estoy de acuerdo con Sandra en que no
todos los profesores llegan a ser facilitadores y se quedan en el papel de
lectores (conocedores del tema: qué se enseña) o de simples profesores
(conocedores del tema y del método: qué se enseña y cómo se enseña). No solo
eso. Creo incluso que algunos compañeros consideren la figura del “facilitador”
inferior a la del simple profesor, entendiéndolo, para mí, de forma equivocada,
limitado a los aspectos emocionales y afectivos y reflexivos. Como bien señala
este artículo, el profesor facilitador lo reúne todo: es igualmente importante
que el docente conozca el contenido de la materia, la metodología para
enseñarla, y además que sepa proporcionar a sus alumnos las herramientas para
reflexionar sobre su aprendizaje y sea consciente del elemento psicológico y
afectivo de la práctica docente.
2.
Otro aspecto que quiero señalar del módulo 1 que
acabamos de terminar, y que este artículo vuelve a evidenciar, es el concepto
de “competencia docente” y su estructura compleja. Lo conforman tres apartados,
los tres igualmente imprescindibles: conocimientos, habilidades y actitudes. Un
concepto muy ambiciosos, un sin fin de metas para alcanzar. En fín, existe el
peligro que cualquier docente se sienta inadecuado a la hora de desarrollar
tantas facetas distintas y que requieren mucho estudio, práctica y tiempo. Sin
embargo, después de una reflexión al respecto, creo que esta sistematización se
corresponde con las mismas necesidades que todos los que hemos tenido alguna
experiencia de tipo docente hemos sentido en algún momento. Asì, pienso partir
de algunos de mis puntos fuertes para ir llenando las lacunas: unos
conocimientos discretos del tema y de la metodología; entre las habilidades, la
capacidad de relacionarme; y, como
actitud, la del compromiso y la ayuda.
3.
El tercer aspecto que quiero recordar es la
importancia de la reflexión por parte del buen profesor. Creo que cualquier
profesor de forma casi intuitiva se plantea muchas cuestiones acerca de su
actuación en el aula. La cuestión es plantear un tipo de reflexión no meramente
intuitiva, sino “sistemática y pautada”. Para una enseñanza reflexiva, será
necesario activar tres procedimientos: 1. Recoger datos; 2. Analizarlos
(reflexión); 3. Toma consciente de decisiones. A través de ellos podremos
observar el proceso cíclico de la enseñanza que incluye: 1. La Planificación (=
reflexión para planificar, adaptándose al grupo de clase); 2. La Enseñanza (=
reflexión para modificar sobre la marcha); 3. La Reflexión sobre la Enseñanza
(= reflexión para analizar y mejorar la actuación).
4. Y, last but not
least, el “portfolio reflexivo del profesor” es una de las herramientas fundamentales
para la reflexión. Personalmente, no he tenido experiencias previas, fuera de
algunos cursos con el Instituto Cervantes, y estoy más familiarizada con el
diario. Por tanto, las dudas acerca de como llevar un portfolio son muchas. Estoy aquí de acuerdo con Nuria en que no va a
ser facil encontrar una forma adecuada para recopilar todos los materiales. Sin
embargo, creo que la guía de elaboración propuesta por los profesores Pujolá y
González puede constituir un buen inicio. Las tres primeras partes (1. ¿Quién
soy? 2. ¿Donde estoy? 3. ¿A donde voy?), son tres fichas muy importantes para
poder fundamentar nuestro trabajo sobre unas bases sólidas. La cuarta ficha
(¿Cómo he llegado hasta aquí?) es la muestra de lo más representativo que hemos
hecho. La quinta (¡Ya estoy en camino!) parece referirse a la elaboración de
propuestas de cambio (no estoy muy segura), basadas en el análisis de lo anteriormente
hecho. Y, finalmente, la sexta ficha (Mi evolución) representa la evaluación de
todo. Al igual que un curriculum vitae,
el portfolio del profesor debe actualizarse continuamente y acompañar al buen
profesor durante todo su camino. Como un buen amigo.
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