venerdì 19 aprile 2013

CFP 323-13 Mód. 2 Comentario a la lectura obligatoria “El portafolio del profesor como instrumento de auto-formación”


Quiero expresar mi opinión acerca de la lectura obligatoria “El portafolio del profesor como instrumento de auto-formación”. Me uno a mis compañeros en felicitar a Fuensanta por la elección de esta lectura como también de la que teníamos a conclusión del Módulo 1. He disfrutado mucho, porque he aprendido mucho y he encontrado en dichas lecturas las respuestas a la mayoría de interrogantes que tenía.

En efecto, el autor consigue combinar teoría y práctica del portafolio.

Por un lado, nos explica que la idea del portafolio no salió de la nada, sino que tiene una sólida base teórica en la visión constructivista del aprendizaje, en los estudios sobre creencias, en la teoría de la práctica reflexiva, en la escritura formativa, en la investigación en la acción, en el currículo oculto.

Por otro lado, nos proporciona una serie de pautas prácticas sobre cómo hacer un portafolio. Aunque no hay una única manera, el autor identifica al menos dos elementos esenciales: 1. Muestras o evidencias de enseñanza- aprendizaje; 2. Una reflexión sobre lo que dicha muestra supone para el profesor. Otros dos elementos son opcionales: un apartado introductorio que consiste en una presentación inicial o punto de partida; uno final, para contar las metas alcanzadas y las nuevas propuestas. Me ha llamado la atención el hecho de que esta estructura es dinámica, es capaz de adaptarse a los cambios del docente y al mismo tiempo de animarlo hacia un continuo cambio. El apartado final constituye realmente un nuevo punto de partida.

Luego, el autor nos ofrece algunos ejemplos de muestras o evidencias que se pueden incluir en un portafolio y las correspondientes reflexiones. Ciertamente, no es fácil seleccionar tales muestras si no se tiene claro el objetivo por el cual se está escribiendo un portfolio. Es diferente considerar el portfolio como un curriculum vitae, es decir, un instrumento para evaluar al docente, o como un conjunto de premisas sobre la enseñanza-aprendizaje o como la oportunidad de reflexionar acerca de la práctica docente de uno mismo, para ver cómo ha ido cambiando y por qué. 

Dicho en otras palabras, el portfolio no debe solamente reflejar los aspectos positivos, nuestros logros, sino que debe servir como instrumento de auto-crítica, para elaborar propuestas de cambio. Me ha encantado la concreción con la que Sandra ha enumerado las "acciones" que se llevan a cabo por medio de la elaboración del portfolio: “Reflejar la evaluación de un proceso de aprendizaje, estimular la experimentación, potenciar el dialogo acerca de los problemas y los logros, reflejar el punto de vista personal, focalizar la atención en momentos y problemas claves y estimular la reflexión e investigación.”

Concluyo diciendo que, si bien es cierto que uno de los mayores obstáculos es el tiempo que requiere gestionar un portafolio “en condiciones”, leyendo este artículo, me he sentido muy motivada. Este curso me ha enseñado cómo esas intuiciones que todos los docentes tenemos sobre nuestras habilidades y nuestra carencias y sobre cómo mejorar nuestras capacidades se pueden trabajar de una forma más consciente. El portfolio puede ser el instrumento más adecuado para ello: adaptado a nuestras circunstancias concretas, nos puede ayudar a satisfacer muchas de nuestras necesidades, a mantener nuestra motivación con el pasar de los años y a mejorar como profesionales de la enseñanza. 

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