Muchas son las ventajas de esta
nueva metodología que he ido observando durante mi labor docente.
En mi opinión, la primera ventaja
es que esta metodología responde mucho mejor a las necesidades reales de los
alumnos. Si centramos nuestro trabajo docente en el aprendizaje del alumno y en
sus reales necesidades, nos damos cuenta de que el alumno en general necesita
“aprender a hacer” una serie de cosas en otro idioma, para integrarse en el
país en el cual ese idioma se habla. Para ello, necesita saber elegir la mejor
estrategia comunicativa que le permita alcanzar su objetivo. En mi caso, mis alumnos
son en gran mayoría universitarios entre 19 y 24 años. Necesitan saber, según
la situación en la que se encuentren, cuáles son exponentes más adecuados para,
por ej., dirigirse a un amigo para
pedirle un favor, presentarse a un profesor de la Facultad donde irán a
estudiar, ligar con una chica/o italiano/a, etc. Y, muy importante, esta
centralidad del alumno hace que se sienta mucho más motivado.
En segundo lugar, esta
perspectiva acerca a los alumnos a las culturas extranjeras y hace que se sientan
mejor, más integrados en el país donde tendrán que vivir. La lengua que quieren
aprender primero es la lengua real, en los diferentes registros (de más a menos
formal), para no sentirse diferentes de los demás. Quieren entender las
reacciones (no solo las palabras) de las personas de otra cultura, para que no
surjan malentendidos.
En tercer lugar, esta metodología
se adapta mucho mejor para ser utilizada con alumnos de distinta edad, nacionalid
y estudios realizados. Yo trabajo solo con alumnos españoles, pero no todos
ellos tienen conocimientos gramaticales o lo tienen muy olvidados. Abordar el
estudio de una lengua desde sus estructuras gramaticales crearía un rechazo en
muchos de ellos.
Finalmente, el resultado es sin
duda una mayor fluidez y espontaneidad a la hora de interactuar en otro idioma.
Desventajas. He conocido a lo
largo de mi labor como docente algunos casos de personas que no se adaptaban
a esta forma de aprendizaje. Algunos me decían que requiere mucho tiempo para
producir poco resultado. Preferían estudiar por su cuenta una gramatica italiana
en pocos meses. El resultado era absolutamente deficiente. Estos alumnos, al
finalizar su estudio, o no podían articular palabra en el otro idioma o si lo
hacían eran tan lentos e inadecuados que... puedo afirmar que ellos sí, habían
perdido el tiempo.
Otros se encontraban a disgusto
con las actividades de simulación y los juegos que no iban con su forma de ser.
Normalmente, al ver los resultados positivos, muchos perdían la verguenza y
empezaban a participar.
Otros, y este el el problema
mayor con estudiantes españoles, no se motivan tanto, cuando la actividad es
poco compleja (para un hispano-hablante el italiano es relativamente fácil de
entender) y además en lugar de
esforzarse, se divierten a inventar palabras (basta añadir la terminación –ini
a una palabra española!!!!). Así, las estadísticas nos dicen que los
hispano-hablantes sono el colectivo que peor se expresa en italiano. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
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